Menú Cerrar

Es posible que 20 años “no es nada” como dice el tango, pero 55 años son muchos, en especial si son los que se llevan trabajando al pie de los sillones, frente al espejo y modelando cabelleras.

Esos son los años que lleva con su profesión Arquímedes Di Lorenzo, subcampeón del mundo de corte y peinado (año 1970) en París y ganador absoluto durante más de 30 años del Mercurio de Oro a la Popularidad en el rubro “Peluquería Masculina”, entre otros galardones.

Todo empezó en el año 1924 cuando el fundador de la familia, José Di Lorenzo,  desembarcó en las playas del sur del continente americano al igual que los tantos inmigrantes que llegaban a ganarse en paz el pan de cada día, algo que se les negaba en el Viejo Mundo.

Allá en Vittoria, Sicilia, dejó a su esposa Concepción Psaila y a su primera hija, Salvadora, y en Buenos Aires comenzó a ejercer su oficio de peluquero que ya sabía hacer en su pueblo. Pero José sentía que su destino estaba en San Juan porque acá, huyendo del régimen de Mussolini, se había refugiado su suegro, don Carmelo Psaila, a quien no conocía.

El encuentro con su padre político selló para siempre el establecimiento de la familia en nuestra provincia y con ella, el sinónimo del arte de cortar el pelo, tal como se identifica al apellido Di Lorenzo.

José mandó traer a su esposa, que vino con su hija de 18 meses de edad, y abrió su peluquería en calle Mendoza, entre Mitre y Santa Fe, en el año 1925. Con el correr de los años se incrementó la familia con el nacimiento de tres hijos más: Concepción, Arquímedes y Arturo. De ellos fue Arquímedes quién continuó con la profesión de su padre, que se prolonga ahora a su hijo Daniel y en su esposa Marina García a cargo de la clientela femenina, tarea que también realiza Daniel.

Este frustrado abogado, ex alumno de tercer año de la Universidad Católica de Cuyo, que prefirió el peine y las tijeras a las leyes, en realidad no tiene una fecha fija que señale cuando empezó a cortar el pelo, porque desde niño compartió los juegos con la peluquería. Si bien allí aprendió todos los secretos del corte y del peinado, su padre quiso que se familiarizara con distintos estilos y que se desprendiera de su tutela, por lo que recorrió las peluquerías de sus colegas en Desamparados, Trinidad, en Santa Lucía y en Concepción.

De los barrios pasó a ser peluquero oficial en el Hogar y Club Universitario para atender a alumnos y profesores. “A esa etapa no la olvidaré porque fue mi primer y único cargo público que ejercí como peluquero cuando tenía 16 años. Además no podría olvidarla ya que de la gran cantidad de alumnos que atendía, a varios aún les sigo cortando el pelo, y ahora son conocidos profesionales y empresarios.”

En los cómodos sillones de terciopelo rojo de su peluquería ubicada en la avenida Ignacio de la Roza y calle Salta, se han sentado y se sientan para dejar su cabeza en las manos maestras de  Arquímedes, sin ningún distingo social o color político, obispos, gobernadores, senadores, diputados, jueces, comerciantes, bodegueros, viñateros, gremialistas, empleados, deportistas, poetas y escritores.

“En estos sillones –dice Di Lorenzo- se han iniciado o cerrado importantes sociedades o se han concretado ventas de alto valor económico”. Pero, ¿Cuál es el secreto de este hombre (un anónimo colaborador de entidades de bien público), ex presidente durante dos períodos consecutivos desde 1995 hasta 1998, de la Asociación Dirigente de Empresa; que ha presidido a partir de septiembre de 1968 el Atelier George Hardy, de Buenos Aires, que luego se desdobló en Unión de Peluqueros de la Argentina (UPA) donde continuó su presidencia durante siete años, y paralelamente presidente del Centro de Unión de Peluqueros de San Juan? “El secreto consiste en primer lugar, en la profesionalidad  de lo que uno hace. Jamás olvidar que se está trabajando con la piel de la persona y con elementos extremadamente cortantes como la navaja, la tijera y la máquina eléctrica. En segundo lugar y muy importante es saber escuchar. Aquí se habla de temas de mucha importancia para la provincia. No miento si digo que a veces me entero antes de proyectos que después serán leyes, o de ideas que luego se convierten emprendimientos empresariales. Sin embargo, ningún cliente conoce lo que el otro me confió”.

En Europa: La consagración

Tantos años de experiencia y de constante actualización, tuvieron su consagración en París, año 1970, al clasificarse en corte y peinado subcampeón del mundo, integrando la delegación Argentina. Fue un campeonato que organizó el Circle Des Arte et Technique de la Coiffure, de Francia. También estuvo en París en el año 1968 representando a nuestro país en el Congreso Mundial de Peluqueros.

Di Lorenzo nos cuenta que ha participado en torneos mundiales realizados en Holanda, 1980; en Las Vegas, 1984; en Verona, 1994 y últimamente, en noviembre de 2000, en Berlín, Alemania, junto con su hijo Daniel Di Lorenzo.

Cortar el pelo y peinar más allá del ámbito de la peluquería de calle Salta e Ignacio de la Roza y más allá de las fronteras del país, en los exigentes escenarios europeos, no le han cambiado la vida a Arquímedes Di Lorenzo y siente el mismo honor de ser invitado permanentemente a congresos o campeonatos mundiales, como el tomar el maletín y atender a sus clientes enfermos en sus domicilios. En todos los casos aplica sus cuatro “Mandamientos”; la técnica, la profesionalidad, la estética y el estilo. Finalmente, el premio que da la satisfacción del cliente al verse interpretado en su deseo y, en la intimidad del peluquero, el orgullo por la coronación de su obra de arte.